Características arquitectónicas únicas, amplios espacios comunes, entorno natural impresionante

La señalización al hotel es deficiente y puedes perderte fácilmente. La calefacción en las habitaciones es insuficiente, haciendo que sea incómodo especialmente para familias. El acceso al garaje puede resultar complicado, ¡un poco más de claridad no vendría mal!!!

Desayunos que sorprenden cada día

La experiencia en El Turcal fue fantástica. desde el primer momento, Carmen y Alberto fueron unos anfitriones excepcionales. El desayuno cada mañana era una delicia, variado y casero. Disfrutamos de un ambiente acogedor y la belleza de la naturaleza que nos rodeaba, junto al perro Nut, que nos recibió con alegría. Las recomendaciones de rutas para caminar fueron siempre acertadas y enriquecieron nuestra estancia. Sin duda, un lugar donde uno se siente como en casa.

Aunque mi estancia fue maravillosa, me hubiera gustado tener un secador de pelo en la habitación. El resto de las instalaciones estaban muy completas y bien cuidadas.

El lugar es ideal para descansar en familia. Las instalaciones son acogedoras y se nota el cariño en cada rincón. Me encantó la atención de Carmen y Alberto, siempre muy amables. Además, la comida casera estuvo deliciosa y variada.

A mis hijos les hubiera gustado que la calefacción funcionara mejor.

El hotel tiene un encanto especial que te hace sentir que estás en casa, pero

podría mejorar la insonorización, ya que se escuchan ruidos de habitaciones cercanas. La atención de Carmen fue increíble y el desayuno abundante con productos caseros. Un lugar ideal para desconectar y explorar la belleza natural de la Vera.

El lugar es impresionante, con una mezcla de modernidad y encanto rústico. La atención de Carmen y Alberto fue excepcional, siempre sonrientes, y la comida, especialmente el desayuno con mermelada casera y tortilla, deliciosa y variada.

Me gustaría tener opción de elegir el desayuno.

El Turcal es un lugar encantador donde nos sentimos como en casa. Carmen y Alberto son unos anfitriones excepcionales, siempre amables y atentos. Las instalaciones son rústicas pero acogedoras, un entorno ideal para disfrutar con la familia. Las habitaciones son cómodas y están bien decoradas. Además, la comida es deliciosa, con especialidades que preparan con mucho cariño.

No había secador de pelo en la habitación.

Increíble experiencia! Todo fue fabuloso y acogedor, con anfitriones que brindan un trato personalizado y encantador, ¡tales detalles hacen la diferencia!

un rincón de paz y tranquilidad en la Vera

trato amable, instalaciones acogedoras

paredes delgadas

El lugar es encantador y bien decorado, con un ambiente acogedor. Sin embargo, el desayuno es muy limitado y el servicio de restaurante podría mejorar. La atención al cliente, aunque amable, no cumplió con nuestras expectativas en cuanto a calidad y variedad.

El Turcal es el lugar perfecto para desconectar y relajarte. El ambiente es acogedor y se nota el cariño en cada rincón. Carmen y Alberto son unos anfitriones geniales, siempre atentos a los detalles. ¡La comida casera y esos desayunos, sencillamente deliciosos!

La habitación era cómoda, aunque no había calefacción cuando la necesitábamos.

El hotel tiene un encanto especial con su decoración rústica y moderna. Las habitaciones son cómodas, aunque la insonorización podría mejorar. La atención de Carmen y Alberto fue excelente, haciéndonos sentir como en casa. La piscina resulta muy agradable en los días calurosos. Volvería sin dudarlo.

La comida en El Turcal es un verdadero espectáculo, sobre todo esos productos caseros que preparan con tanto cariño. ¡Esa mermelada casera es de otro mundo! Además, la acogedora atmósfera hace que uno se sienta como en casa, y las habitaciones son un encanto total, ¡perfectas para desconectar!

Aunque lo pasé genial, monto un pequeño toque, habría querido un secador de pelo en la habitación. Pero, ¡hey! , lo demás brilló con luz propia.

1 Entorno natural impresionante
2 Atención cercana y personalizada

1 Desayuno limitado